martes, 5 de agosto de 2008

Ellos se pelean, el precio lo pagará Israel

Ellos se pelean,
el precio lo pagará Israel


Por Eyal Zisser. Israel Hayom

En la lucha intestina de los últimos días entre Hamás y Fatah, nuevamente será Israel la que salga perjudicado, empezando por la suerte de Guilad Shalit. ¿Y qué mapa se va delineando en Medio Oriente, sin que Israel atine a evitarlo?

El acuerdo de cese del fuego alcanzado entre Israel y el Hamás no ha traído consigo, tal como se perfila, paz ni tranquilidad a los habitantes de la Franja de Gaza. En los últimos días, la Franja fue testigo de una serie de choques violentos en los que murieron varias decenas de palestinos. Al principio, los hombres del Hamás emprendieron un combate contra los seguidores de Al Qaeda en la Franja, cuya fuerza va en aumento en los últimos tiempos; en cambio, en los últimos días, también manifestaron su poder frente a los seguidores de Fatah que permanecieron en Gaza, miembros del clan Hiles del barrio de Shudjaíah en el centro de la ciudad.

Al cesar el fuego, nuevamente resulta que el Hamás controla la Franja y que nadie, mucho menos Fatah, tiene la fuerza necesaria para derribar su gobierno.
El precio del conflicto intra-palestino lo pagará, como siempre, precisamente Israel. Cuando las miradas se dirigen a las luchas intestinas palestinas, es difícil suponer que el Hamás tendrá el tiempo y la energía necesarios para impulsar la liberación de Guilad Shalit.

Después de todo, muchos en Israel creen que el Hamás no tiene nigún interés en impulsar tal acuerdo, pues la presencia del soldado israelí secuestrado por miembros de Hamás constituye una especie de garantía de su permanencia en el gobierno de la Franja de Gaza.
La suposición de Hamás es, al parecer, que en tanto y en cuanto el soldado esté en sus manos, Israel se abstendrá de atentar contra los líderes de ese movimiento, y mucho más, de emprender un ataque global cuya meta sea la caída del gobierno de Hamás en la Franja.

La escalada en Gaza constituye, desde esta mirada, un estímulo más al Hamás para no soltar una moneda de cambio tan importante y vital para ellos.
Aun Egipto, que media entre Israel y Hamás, dedicará, al parecer todos sus esfuerzos en los próximos días a lograr un entendimiento interno palestino entre Hamás y la Autoridad Palestina. Israel se verá obligado, por lo tanto, a aguardar, y en el futuro deberá pagar un precio exorbitante, que el Hamás necesita para reforzar su status dentro de la calle palestina.

En tanto, Israel está por liberar en estos días a cinco palestinos como parte del acuerdo de intercambio de cadáveres con Hezbollah. Hamás no se conformará, es de suponer, con ese número, y ya ha anunciado su intención de exigir la liberación de mil miembros de ese movimiento encerrados en Israel.
En los últimos eventos en Gaza quedó al descubierto, nuevamente, la debilidad de Fatah. Tal debilidad le impide alcanzar un acuerdo real con Israel, al que aspira llegar también el primer ministro Ehud Olmert en las semanas que todavía le quedan de mandato. Aunque ambos lo logren, tal acuerdo tendrá una vigencia limitada.

Como quiera que sea, la visión de dos estados -Israel y Palestina- se va diluyendo, y en su lugar habrá que acostumbrarse, al parecer, a otra visión, la de tres estados: Israel y, a su lado, dos estados palestinos: un estado hostil liderado por Hamás en la Franja, y otro de la Autoridad Palestina en la Margen Occidental, que depende, para su mera existencia, de una presencia militar israelí que la defiende, por el momento, del Hamás.



Fuente: Povesham
3 Agosto 2008





* El profesor Zisser es director del Centro Dayán de Estudios del Medio Oriente, Universidad de Tel Aviv.

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